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Con una inclinación suave y progresiva, el auditorio de Sevilla Rocío Jurado ofrece una cómoda visibilidad desde sus butacas y al mismo tiempo permite una audición muy aceptable en condiciones metereológicas favorables.

Decimos favorables porque tanto la temperatura, humedad como el viento influyen notablemente en la calidad del sonido, sobre todo en aquellas butacas más alejadas.

La temperatura en el aire puede producir variaciones en la velocidad del sonido, así que por cada grado que aumenta la temperatura, la velocidad del sonido se incrementa en 0,6 m/s.

Según diversos estudios se ha llegado a la conclusión de que la influencia del viento no es significativa hasta superados los 50 m de distancia entre la fuente sonora y el punto donde se realiza la medida. En auditorios con un patio de butacas amplio la calidad del sonido puede verse comprometida cuando está al aire libre.

El diseño arquitectónico es clave y por ello se tienen en cuenta estructuras semicerradas con paramentos cambiantes que en invierno cobijan y en verano se abren ante las altas temperaturas.

La humedad relativa en el ambiente influye directamente en la propagación del sonido, ya que condiciona la elección del coeficiente de absorción atmosférica. Existe una relación directa entre la velocidad a la que se propaga el sonido y la temperatura del aire: A mayor temperatura, mayor velocidad del sonido. Además, esta dependencia provoca que cuando la temperatura varía con la altitud, las ondas de sonido curven su trayectoria facilitando o dificultando la propagación.

El sonido si durante el día, el suelo se calienta al atardecer el aire frío se desplaza a la parte superior y es entonces cuando la dirección del sonido se curva hacia arriba dejando una sombra acústica en las filas finales de las butacas.

En cambio cuando es de noche el aire que está en contacto con la superficie se enfría rápidamente porque ahora el calor es absorbido por el suelo. Esta situación también puede darse en un día soleado sobre nieve o agua.

Suele suceder sólo hasta una determinada altura a partir de la cual el gradiente recupera el signo negativo. En este caso, las ondas de sonido se curvaran hacia el suelo, eliminando la zona de sombra y pudiendo llegar a provocar un aumento de 5 a 6 dBA.

Los auditorios como el Rocío Jurado en Sevilla permiten una absorción aceptable pese a estar al aire libre. Salvo en casos excepcionales (grandes masas de agua, hielo u hormigón, entre otros), no se puede considerar una superficie totalmente rígida o con reflexión total. En la mayoría de los casos, las características de composición de las superficies permiten la absorción de energía sonora por parte de las mismas.