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Con el paso del tiempo las tapicerías de muchas butacas en general presentan un deterioro llegando a producirse un desgarro u orificio principalmente en el asiento, en su parte delantera, debido principalmente a las diferentes formas de sentarse, algunas de ellas un tanto inadecuadas o imposturales. En este caso podemos observar la fricción causada por el tiempo que ha llegado a romper el tejido en esta butaca de teatro.

Al igual que un teatro como todos lo conocemos, en un gran buque de crucero también se diseñan y construyen teatros de enormes proporciones que con el tiempo tienen un desgaste en todas sus áreas.

Los tejidos empleados para el tapizado de butacas en principio es el mismo procedimiento que si fuera para un teatro clásico en tierra. Están acolchados para una mejor adaptabilidad de los asientos, dándole una forma que gane en una mayor anatomía en función de la densidad de la espuma utilizada, pero además tienen las características ignífugas garantizadas en cada partida de fabricación, sellándose con la marca timón en ISO/SOLAS.

Las altas exigencias en cuanto a la utilización de materiales ignífugos en un barco, se debe principalmente a que en alta mar un buque no tiene las defensas de escape como si estuviese en tierra para desalojarlo. Las condiciones marítimas no siempre son las más idóneas y en caso de incendio, se multiplican las posibilidades de daños tanto en materiales como en las personas.

Como es lógico y a pesar de que las normas marítimas exigen de manera rigurosa el uso de este tipo de materiales, con el paso del tiempo siempre acaban por degradarse y es preciso una sustitución.

Normalmente el cambio de tapicería de una butaca se comienza con el desgrapado del reverso, retirando el tejido a sustituir con cuidado para no desprender parte de la espuma de poliuretano que tenía el propio asiento. Tras la operación de retirado de la tapicería, se aplica un adhesivo de contacto para el nuevo adherido de la nueva tapicería.

La capacidad ignífuga de una tapicería destinada a una butaca de teatro para un gran barco de crucero, tiene que cumplir unos requisitos muy exhaustivos. Máxime cuando se trata de un espacio donde la vulnerabilidad es mucho mayor que en un teatro tradicional en tierra.

Este tipo de tapicería ha de estar testada para garantizar una reacción satisfactoria ante la llama, una vez pasadas las pruebas que están reguladas en la sección 8 – IMO Res. A652 (16): prueba para muebles tapizados prueba de cigarro prendido sin llamas y prueba de llama de gas butano. La tapicería que pasa la prueba es aquella en donde no haya evidencias de combustión progresiva con o sin llamas en cualquiera de los casos.

Para conseguir un tejido acolchado que aguante una llama permanente sin que prenda y propague la llama, este tejido ha de poseer inherentemente propiedades ignífugas. Esta cualidad significa que el textil no fue tratado con un retardante de fuego químico después de su fabricación, pero sus propiedades retardantes ya vienen intrínsecamente dentro de la estructura molecular de cada fibra.