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Ir al teatro y disfrutar desde su patio de butacas de una función teatral dista mucho con respecto a una película, porque independientemente de la calidad de la película en España ir al cine cuesta de media 7 euros, contando que hay días en donde se bajan los precios como oferta o promoción, es lo que se le llama el día del espectador, pudiendo bajar hasta los 5 euros y en sesión «golfa» a partir de las 12 de la noche puede costar entorno a 4 euros. Según la información que podemos obtener de Facua cuya encuesta sobre 147 salas de cines, en ciudades como Barcelona, Madrid, Oviedo o A Coruña presentan un precio algo más elevado que superan de media los 8,50€ llegando a costar los 9,38€ en Barcelona, la ciudad más cara para ver una película de cine.

El cine en sí y por su canal audiovisual que utiliza permite su visionado repetidas veces, en numerosas salas en multitud de ciudades, es por ello que se puede establecer un precio medio estable dirigido hacia un consumo de masas como los que atraen los grandes centros comerciales. Al igual que los productores de películas que establecen y planifican un marketing orientando el argumento de su película hacia un target específico de público, el teatro conlleva también una planificación un tanto más online en el sentido de que los actores juegan un papel fundamental en el desarrollo de la obra en directo. El cine al desarrollarse off-line, se puede retocar y afinar aquellas escenas hasta lograr el objetivo deseado por los técnicos de dirección. Podemos decir que en una obra de teatro no caben improvisaciones ni errores al considerarse un espectáculo en vivo, pues todo tiene que salir según lo planificado en el guión y en la puesta en escena.

El teatro tiene hoy día una herramienta muy poderosa para promocionarse, nos referimos a los medios digitales, muy vinculado al marketing y la publicidad por estos medios, son muchos los empresarios y productores que se encargan de dar a conocer una obra de teatro para emocionar y sorprender al público objetivo. De hecho y aprovechando los primeros ensayos de una obra de teatro, se graban y se cuelga los tráileres en Youtube y demás redes sociales para promocionarse.

Establecer el éxito o el fracaso de una obra de teatro depende del trabajo concienzudo previo y de ofrecer mayor y mejores resultados de satisfacción a un público exigente, pues ello va a determinar paulatinamente la cascada de éxito que pueda alcanzar, provocando una reacción positiva en cadena, sobre todo en los medios digitales sociales. El objetivo final de toda obra es conseguir la rentabilidad esperada y para ello la obra de teatro ha de gustar mucho.

En toda creación teatral hay dos figuras claves además de los actores claro, está el productor y el director de escena, que juntos van a dirigir todo el planing, tanto a nivel de escena como de la difusión. El productor ha de poseer conocimientos productos de marketing, contabilidad y ha de consensuar con el director de escena las diferentes partidas que incluyen temas tan importantes como el vestuario, decoración, iluminación, etc… Estas y otras muchas más partidas son las que en suma van a establecer el precio de una entrada al teatro, dependiendo del caché de los actores y al mismo tiempo del lugar desde donde se va a ver la función, porque no es lo mismo la zona centro del patio de butacas en un teatro que ver la obra desde las últimas filas.

Producir hoy día cualquier espectáculo conlleva bastantes gastos antes del estreno, incluso después sigue habiendo gastos operativos: desde el planchado de la ropa y arreglo de materiales hasta el pago de los propios actores. El capital inicial permite ir poniendo en marcha el proyecto, pero luego es necesario adquirir más recursos. En base a nuestra meta, presupuestamos teniendo en cuenta tiempo, costo y gustos. Ahí se empieza a planificar en concreto y a controlar el presupuesto (por ejemplo: decidir sobre tal o cual pintura, determinados paneles, cortinas decorativas, mobiliario etc.). La producción pues tiene que proyectar si la función va a salir de gira o no, porque en ese caso hay que prestar atención a que todo sea práctico y transportable. Para poner un ejemplo podemos diferenciar aquellas obras que se basan en grandes espectáculos ya consagrados, como Mamma Mía, donde el precio de sus entradas puede oscilar entre los 25€ y los 70€, unan producción que se hace centrada en ciudades importantes como Barcelona en un mismo teatro, ello reduce los gastos de producción y asegura un buen resultado en la cuenta de explotación, gracias también a los actores que hacen este gran musical.

En términos generales los precios finales que se asignan a una obra de teatro varía en función de las 3 grandes zonas de las que se divide todo gran teatro: platea, palco, anfiteatro o paraíso. En cada una de ellas, el espectador dispone de una vista diferente y, dependiendo de la inclinación o ángulo del patio de butacas, del escenario y de la zona de visión se podrá ver en peor o mejores condiciones la obra artística.