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Para una mejor distribución del sonido en un gran auditorio como el Victor Villegas, el estudio de la geometría de una de estas salas es particularmente una referencia primaria, a la hora de conseguir una audición perfecta. Tanto la geometría arquitectónica como el diseño de las butacas y el tipo de instalación, influyen notablemente en los tiempos de reverberación.

En un espacio optimo para acoger una amplia y rica programación con todo tipo como es la Sala Narciso Yepes, cuenta con una distribución de 1.768 butacas, para ofrecer las mejores cualidades como sala sinfónica para todo tipo de actividades, tales como: música sinfónica, ballet, opera, musicales, teatro, etc. en su escenario de 300m2.

Con un tamaño menor pero no menos importante por sus excelentes prestaciones para la audición, está la Sala Miguel Ángel Clares que cuenta con 469 butacas con excelente visibilidad y acústica. Su disposición y su amplio escenario de más de 90 m², permiten a este espacio convertirse un lugar idóneo para espectáculos de dimensión media (música de cámara, pop, flamenco, folk, etc…), transformándose en un espacio multifuncional, muy personal y que hace exponencial la cercanía entre artistas y espectadores.

En el diseño de este tipo de auditorios se tienen aspectos esenciales como la adecuada difusión del sonido, con la profusa distribución de irregularidades superficiales del tamaño adecuado, que a simple vista no se aprecian pero que por su micro-diseño, las ondas sonoras se fraccionan, acortando mucho más su alcance de reflexión.

La influencia de las butacas es determinante ya que un auditorio de estas dimensiones puede presentar un medio lleno en alguna ocasión, con lo cual no ofrecería el mismo resultado con un aforo completo en cuanto a la absorción acústica se refiere. Por ello las butacas de auditorio se instalan con tapizados de alta absorción acústica.

En general la acústica de un auditorio que quiera tener la calidad del Víctor Villegas de Murcia, tiene que ofrecer una escucha inteligible del habla, las interpretaciones vocales y sonar una música de forma clara en lugar de distorsiones provocadas por el escalonamiento superpuesto de sonidos o el eco.

Además el sonido debe llegar con la suficiente intensidad hasta los puntos más alejados del escenario, para evitar que la audiencia sentada en la parte trasera del auditorio escuche lo que se dice. Y además, el sonido debe estar perfectamente aislado, es decir, las actuaciones y discursos deben sonar claramente sobre otros sonidos de la sala. (Murmullo de los asistentes, sonido de móviles o incluso ruidos externos al auditorio,…)