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La cultura a través del teatro permite el avance del desarrollo social, haciendo que las personas puedan acceder y entender los valores y la moral que con sentido común se acepta formal y habitualmente en el momento presente. El precio de la cultura es incalculable en cada persona, pues se integra de manera diferente si hablamos de teatro.

Cada vez que se levanta un telón de teatro, las inquietudes, preocupaciones e ilusiones se ponen sobre cada escenario para ofrecer con metáforas, parábolas y cierto impresionismo dramático o cómico, escenas y diálogos para que el público obtenga respuestas emocionales y racionales.

Como arte dinamizador que sirve para tomar consciencia de valores y sobre la moral, nació en la antigua Grecia, mucho antes en sus orígenes primigenios, ya se hacían por las tribus y el hombre primitivo ciertos rituales y danzas que servían para adorar a los dioses, pero poco a poco fue sirviendo como pasatiempo cultural con el tiempo incorporando cánticos sobre leyendas y hechos que tenían que ver con la caza y eventos en su día a día para enseñar a los más jóvenes las experiencias vividas en el pasado como forma de aprendizaje.

Se podría decir que la cultura tiene un doble valor, por un lado el aporte moralizador que tiene y por supuesto el económico, pues no podemos olvidar que los actores y las producciones teatrales conllevan tiempo y esfuerzo que hay que sostener con recursos públicos y privados.

Entre estos recursos está la parte dineraria que reciben los actores y empleados de un teatro, en el lado del equipamiento hay que contar con el mantenimiento de aparatos eléctricos, iluminación, diversa utilería y aparejos que son los que actúan de forma oculta para el funcionamiento correcto de telones, bambalinas y otros decorados.

Cada vez que se levanta un telón de teatro las emociones empiezan abrigando al espectador desde su butaca, expectante y concentrado abre su mente para no perderse ni el más mínimo detalle.

El teatro llega de manera transversal a edades donde la mente es una esponja, de forma que acerca a los niños, niñas y jóvenes los valores como el respeto, la tolerancia, la generosidad y reflexionar sobre temas tan actuales como la homofobia, el racismo, el acoso escolar o la violencia de género.