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La geometría de un teatro puede variar en función del espacio y por consiguiente podemos encontrarnos diferentes patios de butacas. Con la pandemia han disminuido su aforo para poder mantener la distancia social. Tanto si son teatros, auditorios, ateneos, o salas, han tenido que desarrollar recursos digitales que enumeran las butacas de forma que el público se siente con una distancia mínima de separación.

La pandemia ha puesto a prueba a todos los sectores, sobre todo al ocio, donde el público juega un factor fundamental para la marcha de esta economía. Por eso se ha tenido que crear una trazabilidad cuando el usuario va a comprar su entrada. El motivo es sencillo, se piden los datos personales, como por ejemplo el nombre y teléfono para tener un control en caso de contagio.

En cines y teatros las butacas se renumeran dejando dos butacas vacías e intercalándose de arriba a bajo en zig-zag. Esto se hace para evitar los contagios, a pesar de tener que mantener el público las mascarillas puestas y la distancia social, los cines y teatros han podido sortear la bajada de facturación tan brutal durante el año 2020 y parte del 2021.

En parte las grandes productoras tanto en teatro y cine, han mantenido al margen sus grandes inversiones por la falta de demanda, de ahí que el cine y el teatro haya tenido una oferta menos sugerente.

Estas medidas han sido implantadas para asegurar un distanciamiento entre el público, incluso ha habido teatros que han desmontado parte de sus butacas dejando espacios totalmente libres entre ellas. Este tipo de acciones pueden variar la acústica de un teatro, pese a ello y en los casos en los que se mantienen la totalidad de las butacas, al haber menos público el sonido se ve afectado igualmente.

La ausencia de público tiene sus efectos en la transmisión del sonido y es ya conocido que incluso con los asientos de las butacas replegados el sonido puede variar su comportamiento, dependiendo también mucho del tipo de materiales de que se componen éstas.

De esta forma tenemos que esta pandemia a afectado en muchos aspectos la forma en que se consume la cultura y el ocio en el interior de un teatro cerrado. No así cuando se trata de un teatro a cielo abierto como los anfiteatros romanos, caso del teatro de Mérida o Itálica en Sevilla donde su aforo puede contemplarse con un mayor lleno, pero siempre con la mascarilla como medida de protección.