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Un teatro real recibe su título de manos de su Majestad el Rey o como Bien de Interés Cultural otorgado por una comunidad autónoma. En dichos nombramientos se consideran varios factores para convertirse en una institución que tiene una arquitectura y adornos merecedoras de ser Bien de Interés Cultural y patrimonio histórico.

Adquirir un teatro el valor singular que lo eleve a la categoría de Bienes de Interés Cultural conlleva una serie de requisitos, entre ellas la de contener fenómenos naturales o áreas de excepcional belleza o significancia estética. En nuestro caso al hablar de teatros, se tienen en cuenta los diseños o estilos arquitectónicos, la decoración y su antigüedad así como su conservación de telones y butacas.

Es el Ministerio de Cultura, mediante resolución, previo concepto del Consejo de Monumentos Nacionales quien determina si un teatro reúne las condiciones para ser nombrado BIC (Bien Interés Cultural).

Normalmente se cataloga como monumento, un ejemplo claro lo tenemos en los Cines Cervantes de Sevilla, que datan de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX ofreciendo un ocio cultural variado como los cafés de variedades, los cafés-cantantes y los teatros-circo. Este tipo de edificios se seleccionan por sus valores patrimoniales, sociales y etnológicos dada su pertenencia al conjunto de espacios escénicos de interés cultural.

En teatros a la italiana ya centenarios son muchos los que conservan una historia dramática por las guerras o incendios, pero al final la cultura siempre se ha salvado gracias a las inversiones destinadas por sucesivos gobernadores e instituciones públicas y privadas. Sus interiores demuestran la nobleza legendaria de sus telones decorados con fina pasamanería, que son seña identitaria de muchos de estos Teatros Reales.

Otra de las características más valoradas son sus pinturas o murales pictóricos, así como tapices siendo uno de los objetos más antiguos que puede considerarse mueble decorativo. En muchos teatros se usan para cubrir paredes. Desde el siglo XV los tapices se empleaban también como colgaduras en la decoración de monumentos, palacios y teatros.

Cualquier teatro que tenga un valor histórico, artístico, urbanístico, de imagen o paisajístico, lleva a otorgarle una clasificación. En dicho proceso se tiene en cuenta la historia documentada, datos históricos y de su época. Toda su historia y sitios históricos que es una labor básicamente de documentación bibliográfica, donde adquiere mayor valor la narración escrita que se hace de sus constructores, arquitectos, reformas, etc…