Detrás de un teatro hay una larga historia cultural, entre sus butacas, bambalinas y telones con las mil y unas anécdotas y dramas empañados por el fuego o la destrucción causada por la guerra entre otras, muchos teatros de España han ido sufriendo su propia catarsis y transformación, manteniendo en muchos casos una inmanencia que recuerda su más arraigada y regia personalidad y al mismo tiempo en otros grandes escenarios han trascendido hacia una modernidad en hogaño.
El confinamiento ha hecho que muchos teatros reformen sus butacas, como La Latina de Madrid que a su vez donó algo más de 70 butacas al «León Felipe» de Sequeros, un edificio de gran valor patrimonial, emocional y cultural que data del año 1872.
En sus años de historia han tenido lugar algunas reformas, siendo las más destacadas las realizadas en 1902, año en el que se dotó de plateas y balaustrada de hierro a su parte inferior.
El teatro «León Felipe» tiene una disposición a la italiana –con forma de herradura- y tres planos para la disposición del público: un patio de butacas rodeado de plateas, en la primera planta y un anfiteatro o gallinero en grada en la segunda planta, pequeño pero coqueto.
Sus butacas han ido soportando en varias épocas desde el año 1872 diferentes regímenes y hechos históricos, creando vidas y sueños desde el escenario.
Aunque este teatro y otros de igual antigüedad siempre precisan de un mantenimiento, lo que nunca falta reformar son su público fiel, ávido de cultura, ni sus enriquecedoras programaciones, pues son las que alimentan la cultura de su ciudad.
Como si de un riñón o pulmón se tratase, aprovechando los meses de confinamiento, La Latina donó su corazón a varios teatros que lo necesitaban, unas butacas que latían aún con fuerza tras 100 años de historia y que ahora renuevan las expectativas e ilusiones de otros muchos teatros como es el «León Felipe» de Sequeros.
Otro de los teatros que recibieron butacas fue el «Nuevo Recreo Industrial de León», un espacio sociocultural donde ofrece una gran oferta de ocio, unida a sus programaciones teatrales que ahora se pueden disfrutar mucho más sentados en sus renovadas butacas.
El teatro La Latina fue epicentro de la comedia y revista en la historia del teatro del siglo XX y desde sus butacas fue testigo de un siglo lleno de cultura que en primer lugar nació como cine para más tarde y tras la guerra civil transformarse en teatro.
La Latina fue en 1983 emblema de la revista abanderado por Lina Morgan junto con su hermano José Luis, que pasaron a ser propietarios, convirtiéndolo en el escenario de referencia de la época en Madrid.
Las crónicas de una butaca de teatro y las sensaciones del público sentados en ellas solo la podían contar los diarios de la época y con la sagacidad y buen hacer de los periodistas, críticos y reporteros del siglo pasado. Ahí podemos encontrar las reminiscencias objetivas de aquellas obras de teatros y hacerlas nuestras.