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Durante el confinamiento más extremo y estricto todos los teatros cerraron sus puertas y sus butacas quedaron huérfanas con tan solo la compañía del silencio y la tristeza de la reminiscencia del último acto. Ahora que poco a poco se fue reanudando la actividad de ocio cultural, la clave viene por reabrir con total disponibilidad o no la totalidad de las butacas de teatro, teniendo en cuenta la seguridad del público.

En cada comunidad autónoma los aforos de teatros varían según las normas, siendo la premisa en muchos de ellos la seguridad del público asistente, aunque las compañías de teatro ya han advertido en muchos casos que por debajo del 60 ó 70 por ciento del aforo no son rentable sus producciones.

El uso obligatorio de la mascarilla es su primera condición, y en segundo lugar el aforo y las distancias de seguridad como premisas para la reapertura de las taquillas.

Tenemos que entender que si la pandemia sigue así las salas y compañías con un coste de explotación elevado no serán viables. Llegar al 60% marca la diferencia. No es una quimera, pero el daño puede ser tremendo para el sector y no será ponderado. Dependiendo del tipo de producción, el aforo delimitará el beneficio de la obra.

Excepto el Teatro Real, el Carlos III (en Aranjuez), el Lara, los Teatros del Canal y La Abadía, la mayoría de teatros de Madrid abrirán sus puertas en Septiembre.

Llenar las butacas de un gran teatro no es fácil con estas condiciones, quizás las grandes producciones tendrán que readaptar sus grandes escenografías con decorados más minimalistas y con menos actores. Los teatros al igual que los cines son los primeros en cerrar cuando hay un rebrote importante y son los que más medidas estrictas ponen en marcha. Se cree con bastante fiabilidad que las salas de cine o de teatro no tienen más riesgo de contagio que una visita al supermercado y sí menos que cenar en un restaurante.

El motivo del bajo contagio es que sentados en sus butacas, el público con sus mascarillas y sin hablar no producen dispersión alguna de particular, ya que al estar concentrados en la película u obra de teatro no hablan. Esta es la opinión extraída del portavoz de la Federación de Entidades de Empresarios de Cine de España (FECE) «B.de Benito».

Para volver a llenar las butacas de teatros con éxito es indispensable una buena aireación del espacio, es decir, una renovación adecuada del aire que asegure un bienestar de quien se sienta en la butaca es parte integrante del espectáculo.

Sin un público a quien transmitir no hay cultura y quien accede a la sala, espera gozar de la proyección de una película o asistir a una pieza teatral en condiciones óptimas para saborear hasta el final la emoción y el gozo de estos ritos culturales colectivos, que en definitiva recrea la esencia de la humanidad a lo largo de la historia.