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En muchos teatros las escenografías se pueden ambientar rápidamente con la ayuda de telones pictográficos que recrean de manera generalista un ambiente y que son puestos a la vista del público con la ayuda de elevadores, de esta manera desde un asiento puede verse la escena sin que se desvelen los mecanismos que hacen subir y bajar estos telones.

Los elevadores de escenografías pueden llegar a ser manejados desde los controles de dirección artística y ya sean sobre las butacas o sentados sobre elevadores infantiles, el público solo alcanza con su vista la caja escénica, sin apreciar los detalles técnicos de la trastienda.

Las escenografías pictóricas pueden ser muy variadas, desde calles y plazas, bosques, salas y salones, jardines, mares, tapices, etc… En ocasiones con un estilo contemporáneo y otras veces más clásicos remontándonos a siglos pasados como el barroco o el renacimiento.

El objetivo final de estas escenografías es la de decorar y ambientar una escena en concreto, haciendo que el público se sumerja en la época.

Si nos fijamos, muchos procedimientos mecánicos en teatro tienen un movimiento vertical, desde la subida y bajada de los telones, bambalinas, telones de fondo, hasta pasar por asientos que surgen del interior de suelos técnicos y que son habilitados por medio de elevadores automatizados.

Todos estos movimientos escénicos cuentan detrás con el complejo entramado de mecanismos que están bien ajustados y sincronizados para ser puestos en acción en el momento preciso de la escena.

Muchos de estos mecanismos están basados en juegos de poleas que se organizan en intrincados sistemas de cuerdas y cables, capaces de soportar importantes cargas de peso.

Otros movimientos verticales en teatros son actuados por medio de la acción hidráulica, moviendo importantes plataformas que soportan en su base o suelo un gran número de butacas y asientos.

Con tanta técnica muchos pueden pensar que se desnaturaliza la esencia pura del teatro. Pueden que tengan razón, porque cuando bebemos del mismo lugar mucho tiempo, los efectos pasan desapercibidos y es entonces cuando se han de aplicar técnicas motoras y otros efectos para que las sensaciones sigan brotando de la piel del espectador.

Con toda la tecnología que nos rodea, nos acercamos cada vez más a la imaginación del espectador, anticipándonos, creando y hasta superando las expectativas del público.

La tecnología acrecienta la creatividad del ser humano, de la observación y de su participación, pero también nos hace llegar el teatro de forma más vivida y real, superando en ocasiones la vida misma.