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Con el fomento de la técnica 3D, el cine ha conseguido incorporar grandes progresos tanto en bienes materiales como son los mejorados elevadores o butacas más cómodas en su equipamiento. Aquellas otras mejoras más visuales como los personajes creados por animación son ahora más realistas al percibirse sobre escenarios tridimensionales.

Desde el surgimiento de la modernidad ha existido una revolución artística y visual en cada uno de los períodos que la han sucedido, creando a su alrededor una industria auxiliar. Mejores asientos, climatización y accesibilidad son una realidad palpable, pero al llegar a nuestros días el «bom» del cine infantil ha traído un sin fin de estrenos a raíz de las mejoras audiovisuales aportadas por la tecnología 3D, dando principalmente una visión muy cercana y de profundidad a la escena.

Los espectadores más pequeños tienen una capacidad de absorción sensorial mucho mayor que los adultos y por ello los productores de cine infantil intentan naturalizar la imagen al máximo, a través de la artificialidad ofrecida por la tecnología y también la pretensión de convertir “la fábrica de sueños” en un producto que simultáneamente no solo se asemeje, sino que supere y se distancie de la realidad que captamos a través de nuestros sentidos.

Es cierto también que dependiendo de la edad, algunas películas infantiles en 3D no son recomendables para todas las edades, ya que en los niños de hasta 6 años se ha demostrado que determinadas películas de mucha acción, puede ocasionar estrés ocular en los niños.

Una recomendación que se hace siempre antes de llevar a niños menores de 6 años a ver una película en 3D, es la de que vean alguna similar en casa, porque el efecto ambiente de oscuridad en el cine acentúa más la atención visual y por eso se produce un estrés en los más pequeños.

La tecnología 3D ha ido ganado cada vez más peso a medida que avanza el siglo XXI. Esta forma de filmar, que en un principio generaba vértigo y mareos en muchos espectadores, perfeccionándose con el tiempo procurando buscar la comodidad del público.

La idea es sencilla pero a la vez complicada: intentar que el espectador se sienta dentro de la película pero sin que ello le provoque náuseas.

Por otro lado, el cine suele mostrarnos el mundo como es, enseñándonos ejemplos de cómo funcionan las cosas en él, con un realismo exagerado y permitiendo que tanto niños como mayores aumenten la capacidad de resolver conflictos y el conocimiento acerca del mundo.

El cine les enseña pautas, estereotipos, costumbres y actitudes muy importantes en la sociedad; puede enseñar valores humanos que hoy en día brillan por su ausencia; les ayuda a desarrollar un espíritu crítico y creativo en una sociedad invadida por la «banalidad».