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Muchos cines de Madrid, Barcelona y otras grandes ciudades de España se replantean cómo volver a encauzar su actividad tras el confinamiento y la vuelta gradual a la normalidad. El hecho de que se vuelva a la normalidad poco a poco no implica que todo el mundo acuda en masa a las actividades de ocio que solían hacer. En primer lugar porque el miedo al contagio hace que muchas salas de cines tengan que ofrecer solo un tercio de su aforo, haciendo que el público que asista tenga que estar separado al menos con un intervalo de 6 ó 7 butacas y dispuestos en zig-zag entre filas.

Al margen de mantener la distancia de seguridad se están teniendo muy en cuenta las medidas de higiene en muchas salas de cines. Esto hace que muchas superficies y en especial las butacas o los alzadores infantiles tengan que estar continuamente limpios y desinfectados.

La mayoría de las empresas no podrán sobrevivir en esta fase. Después, si las medidas impuestas son demasiado estrictas, tendrán un efecto negativo en el público. A cualquier persona le resultará aprensivo o ciertamente escrupuloso algunas medidas.

Por lo tanto ya veremos cuando pasen los primeros días y semanas en qué condiciones se abren los cines, pero de lo que estamos seguro es que tanto empresarios como público tienen miedo. También las pérdidas económicas causadas por menores ingresos y el hecho de que habrá más gastos obligarán a algunos cines a permanecer cerrados.

Para aquellas salas de cines que decidan reabrir, la higiene será una constante y de hecho algunas salas de cines se han planteado el retapizado de butacas para que la limpieza sea más efectiva sobre superficies más sintéticas e hipoalargénicas, en lugar de los antiguos texturados de algodón o terciopelo.

En cuanto a los alzadores infantiles, su superficie no ofrece mayor problema para su higiene, ya que están fabricados en pvc y su limpieza se puede hacer con productos altamente higienizantes sin que desgaste su color o superficie.

En general todo el sector del cine piden ayudas para el alquiler de los grandes salas, que durante el periodo de transición tienen que limitar su aforo y ver como se reducen sus ingresos, en este caso “adaptando el coste del alquiler a los exiguos ingresos obtenidos como consecuencia de las restricciones derivadas del protocolo sanitario”. Al mismo tiempo, piden que se promuevan exenciones y moratorias de dichos alquileres en aquellos cines que no sea posible su reapertura o esté en riesgo su desaparición.