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Con motivo de La Exposición Universal de 1992, se crearon una serie de infraestructuras en Sevilla, entre las cuales destaca el Teatro de la Maestranza. Un teatro que fue diseñado para dar cabida a la mejor ópera y a los conciertos de mayor renombre, ofreciendo para ello una acústica inmejorable con un plano de butacas muy tecnificado.

Esta acústica variable consiste en una chimenea en el centro de la bóveda, donde se puede cerrar o abrir gradualmente dependiendo del tipo de música y de la cantidad de espectadores sentados  en sus butacas, afinándose los tiempos de reverberación. Lo que permite la audición de distintos formatos de espectáculos, desde óperas, conciertos de música clásica y todo tipo de recitales, pasando por flamenco, ballet y zarzuela.

El Teatro cuenta con 1800 localidades distribuidas de la siguiente manera: Patio: 600 localidades // Balcón: 314 localidades // Terraza: 438 localidades // Paraíso: 448 localidades. La disposición y el ángulo de sus butacas contribuyen enormemente a una audición excelente y única. Este tipo de complejo diseño acústico está expresamente concebido para que desde cualquier ubicación, el espectador tenga la mejor audición posible.

Sus butacas están fabricadas y montadas sobre una base metálica en la cual va fijado un respaldo de madera de primera calidad y sobre ésta lleva un tapizado firme y confortable.

La calidad de sus butacas lo demuestra gracias a la estructura e interiores de sus asientos y respaldo con bastidor metálico. Además este tipo de butacas pueden versionarse con distintos tipos de apoyabrazos, pudiéndose configurar en forma de tapizados, opción en espuma integral o en madera maciza de haya barnizada. Su trasera de respaldo está hecho en contrachapado de haya en alta frecuencia de 15 mm de espesor con doble curva y perforaciones en la parte superior.

Es lógico hacer una reseña a las normativas ignifugas en cuanto a butacas de teatros y auditorios, porque es básico que sus elementos tanto en maderas como en textiles para el tapizado y espumas sean resistente al fuego, cumpliendo así con las normas expuestas en el CTE, tal y como sucede con las propias butacas del teatro La Maestranza.