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El cine infantil es de gran ayuda para el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños, desde que se sientan en el alzador hasta que acaba la película, experimentan multitud de emociones que absorben como esponjas. Aprendiendo a percibir y a regular sus propias emociones y la de los demás, van integrando habilidades como la empatía, la asertividad, la tolerancia y sobre todo a saber verbalizar los sentimientos.

Para llegar al público infantil, el cine crea personajes con un mundo emocional muy claro y explícito, todo lo contrario de lo que sucede en la realidad, donde la falta de ciertas habilidades sociales no lleva a interactuar de forma descoordinada entre lo que es nuestras intenciones y el comportamiento visible. Estas emociones son las que muchas personas intentan evitar, ocultar o negar las emociones negativas. En el cine infantil, se intenta crear un mundo perfecto donde conviven las emociones positivas o negativas, porque son necesarias para guardar un equilibrio y cumplen un papel específico e insustituible.

El cine pues es una gran pantalla de ficciones que genera tal y como decía Aristóteles conmociones reales, pero ¿qué hay del teatro?. Aquí la catarsis es mucho mayor, hay un contacto real que se transmite al romperse la cuarta pared del escenario con el público. Empatizar con el público infantil es muy fácil si se combinan varios factores.

El teatro es espectáculo, la viveza de sus movimientos y el sonido en directo causa mayor empatía entre los más pequeños, aunque también entre el público adulto, por eso hay funciones que dejan huella como es el caso de grandes musicales como el Rey León o Billy Elliot. Pero al margen de estas grandes producciones tenemos pequeñas compañías de teatro que hacen felices a miles de niños y niñas con sus educativas y bonitas canciones que hacen recordar a los mayores sus dulces momentos de la niñez.

En un tercer lugar se podría ubicar el teatro aficionado o amateur, que suele actuar como compañías teatrales de forma temporal, aunque hay pequeños grupos que actúan para colegios y en determinadas fiestas.

Aún si seguimos bajando un escalón más, tenemos el teatro “asociativo”, como un teatro realizado dentro del sector cultural terciario, del ámbito sociocultural y educativo, no profesional ni lucrativo, diferente del teatro gremial o amateur, que se realiza de forma desinteresada, con la intención de comunicar y manifestarse a través del teatro, para el desarrollo personal dentro de un grupo, en un entorno de ocio y de tiempo libre, de educación o a través de los servicios sociales.