Ensayar una obra de teatro a veces no es tan solo memorizar un guión, lo más importante es reconocer gestos y poder acompasarlos. De hecho hay un dicho que dice que «llena más un escenario el estilo, el carácter y la personalidad que saber cantar y bailar», por eso los actores natos con su movimiento corporal y expresión facial consiguen tomar el control de la situación rápidamente.
En el transcurrir de la vida profesional de un actor, siempre hay una etapa donde la concentración es aplicada para distintas acciones de manera tal vez algo descoordinada, más bien por secuencias, como puede ser aprenderse un libreto, alguna coreografía o algún que otro gesto. Solo cuando el actor alcanza la madurez la coordinación es más natural y entrelazada, es decir al unísono.
Por eso, minutos antes de levantarse los telones de teatro, los actores con más experiencia saben mantener la calma y disfrutan más del propio momento, incluso rompen la cuarta pared y transmiten con mayor fluidez sus emociones, llegando a superar las expectativas y desbordando con pasión el propio patio de butacas.
A pesar de la certeza científica de los beneficios que aporta la relajación y la concentración en el teatro, algunos directores y actores hoy en día no hace ninguno de los ejercicios acordes previos al trabajo de ensayo o el de una puesta previa, porque cuando el nivel de concentración pasa a un estado elevado de competencia consciente e inconsciente alternativamente, el actor encuentra siempre el momento donde puede crear algo más que una mera representación memorizada.
Los ensayos en las obras de teatro son una parte fundamental para que la puesta en escena se desarrolle con normalidad una vez se levanten los telones.
Para ello es normal que los ensayos previos se inicien con la lectura completa del texto. Poniendo voz por primera vez a los personajes y poniendo en común las ideas generales.
Lo ideal es que para esta primera toma de contacto se reúnan en un lugar tranquilo y en una mesa a la italiana, es decir, en círculo. En una segunda fase los actores trabajarán la dramaturgia teatral, es decir, de darle un sentido dramático. En una tercera fase los actores ya empiezan a ensayar sus personajes, practicando el tono de voz, ritmo y movimiento. En esta etapa el lugar de ensayo puede pasar a realizarse sobre un escenario o algo similar.
En una cuarta fase, cada actor interioriza el texto de manera concienzuda, dando paso también al personal técnico para coordinarse con vestuario, electricistas, regidor, sonido, etc… Por último en la quinta fase se hace uno e incluso varios ensayos generales antes de que los telones de teatro se abran definitivamente para el público.