Madrid: 91 218 61 28 | Andalucía: 95 566 49 67 | Barcelona: 93 299 09 74 comercial@decoratel.com

Llegado Noviembre el frío invernal nos va invadiendo y también poco a poco el espíritu navideño, pensamos en los regalos que vamos a comprar para nuestros hijos y programamos alguna que otra actividad, como ir al cine o a funciones de teatros infantiles navideños. El carácter familiar es la tónica en esta época del año, uniendo y transformando los sentimientos más ásperos en otros más fraternales y llenos de paz. Las salas de muchos cines y teatros se van preparando con una decoración acorde, pero también se van renovando en nuevos equipamientos como puede ser el clásico elevador infantil o alguna que otra cortina de teatro.

Por eso, no solo de la palabra se puede vivir en el teatro y por ello se necesitan otras muchas cosas, equipamiento y tal para vestir y dar vida de una forma un tanto decente a pequeñas ilusiones que los niños van adquiriendo con la edad. Como en años anteriores en Sevilla muchas familias esperan seguro con ganas el poder volver a disfrutar de muchas obras divertidas, como aquella estupenda y divertidísima obra «El ladrón de la Navidad». Una comedia adaptada a nuestros tiempos actuales que recrea las escenas más estrafalarias y rebuscadas para hacer reír a niños y niñas a partir de los 3 años.

Muchas de estas obras de teatros se basan en pequeñas representaciones y se acotan en un espacio reducido dentro del escenario con la ayuda de pequeños telones para teatros, como por ejemplo un guiñol o también con el uso de marionetas de hilos manejadas desde la parte superior de las bambalinas. La participación juega un papel central en este tipo de obras infantiles. Los niños suben al escenario como voluntarios, cantan, responden a preguntas y ayudan a los personajes a cumplir sus objetivos amenizando aún más el ambiente navideño, llenando de magia con historias increíbles y cercanas contadas de la mejor manera.

Algunas de estas pequeñas obras de teatros son por así decirlos una pequeña catarsis para los más pequeños, porque se recrean bajo una atmósfera musical muy cuidada, una expresión corporal y danza que seduce y aflora los buenos sentimientos. Muchos padres ya han sentido esta emoción melancólica recordando viejos tiempos de su juventud con musicales y canciones como los que recordaban a «Erase una vez el Circo».