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Los niños cuando nacen carecen de sentido moral, no es hasta los 4 años de edad cuando empiezan a ser más curiosos y hacer muchas preguntas. Es en el entorno familiar donde se va desarrollando el razonamiento primitivo o básico. A partir de los cuatro años de edad, los niños empiezan a ir al cine con sus papás disfrutando de la variada cartelera de películas infantiles que se exhiben en todos los multicines de España. Es con ayuda de estas entrañables películas donde los niños aprenden a asimilar valores fundamentales, son elevadores de la moralidad y dan consciencia por el respeto hacia los mayores, fomentando también el que los niños aprendan a colaborar y a ser solidarios.

Tomar consciencia de determinados valores no significa que vivamos encorsetados en un paroxismo continuo, el cine infantil por medio de divertidas acciones pretende transmitir valores a los niños pero haciendo saber que en la vida también hay lugar para la frivolidad, la ironía y hasta si cabe el buen sentido del ridículo de nosotros mismos desde la humildad.

En el año 2003 tuvo mucho éxito «Buscando a Nemo», un ejemplo de solidaridad que recrea la historia de un pececillo que vive en un arrecife, habiendo sobrevivido al ataque de una barracuda nace de un huevo con la aleta dañada y con las capacidades mermadas para nadar, termina siendo capturado por los elevadores de las redes de un pesquero.

Para hacer entender a los niños la importancia del respeto a la diversidad cultural contamos con la película de Tarzán, una adaptación de 1999 con su argumento que fomenta la convivencia entre especies sin importar las diferencias, sino todo aquello que les puede unir.

Otro ejemplo cada vez más palpable en nuestra sociedad, es la de la igualdad de género, para ello nos trasladamos a las aventuras de Mulan, otra película de animación donde su protagonista, una joven chica se hace pasar por hombre para hacer demostrar a su pueblo que ella también puede luchar contra la invasión de los hunos.

Alejándonos de la animación y acercándonos a la realidad, ya para mayores de 12 años queremos hacer una pequeña pero importante reseña a la película «Cadena de favores», donde un alumno propone como actividad hacer un favor desinteresadamente a alguien sin importar quién es, de esta forma se pretende extender el valor de la solidaridad de manera que todo el mundo participe en cadena.

La tolerancia, el respeto, la igualdad, la integración o la solidaridad son considerados elevadores de la moral que se pueden enseñar. Por otra parte, hay rasgos de la personalidad que también se pueden potenciar, como la empatía o desarrollar la inteligencia emocional. Este aprendizaje no es solo cosa de los profes, en tu casa también debes asumir la responsabilidad.