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Hoy día ir al teatro no tiene aún el tirón que podría desear este sector cultural tan importante, a pesar de que el precio medio de las entradas al teatro está en torno a los 25 euros, con la ayuda de la sofisticación técnica el teatro ha ido adquiriendo una dimensión mucho más atractiva. El teatro actual se está potenciando gracias a los creadores y gestores de cultura que aportan nuevas ideas con una orientación que combina lo digital y el directo. Sentarse en las butacas de un teatro ya no es lo mismo que hace unos años, la experiencia está cambiando y la oferta es más variada, haciendo que el precio de las entradas sea más atractivo en función de distintos factores.

Pero para entender y valorar la creación escénica de nuestros días, no solo tenemos que pensar en los actores y directores. En cada proyecto teatral se involucran además un amplio elenco de profesionales de diferentes áreas, tales como la tramoya, vestuario, maquillaje, iluminación, sonido, comunicación, publicidad, producción,…etc. En el lado contrapuesto nos encontramos con el microteatro, un formato super-reducido y minimalista donde el tiempo de duración de una obra de teatro no llega a superar siquiera los 15 minutos, el precio de una silla es de unos 4 euros y cuenta además con la ventaja de que se puede realizar en un espacio acotado para un escaso público, no más de 15 personas que pueden pasar a otras habitaciones o pequeñas salas para poder disfrutar de otras miniobras.

Este formato está presto y es propicio para ser consumido en medios digitales como Youtube, pues es un modelo que le favorece la integración digital. Los nuevos creadores de contenidos para teatros han encontrado en este medio un valor cultural fácil de consumir y a la vez aportando un mensaje narrativo adaptado a nuestros días, en muchos casos tirando de la ironía o sátira más incisiva y mordaz.

Haciendo una comparativa, se dice que este tipo de teatro banaliza la creación artística de aquellas obras muy elaboradas y de aquellas grandes producciones que ponen en valor no solo su guión narrativo, sino la calidad de su puesta en escena por medios técnicos de alto nivel, dejando una a la otra al desnudo tan solo con la expresividad y la interpretación del actor. Incluso hay quien apunta a cierto grado de degradación al convertirse el espacio teatral en un lugar donde se llega a faltar al respeto, por aquello de la proximidad. La cercanía y la ruptura de la cuarta pared pueden llegar a incitar a desaprensivos que critican sin escrúpulos. Es cierto, pero también hay que ponerse en el lugar del actor y respetar el gran esfuerzo y ls genialidad de síntesis con que representan sus pequeñas obras, sobre todo si tenemos en cuenta el ambiente íntimo en el que se desarrolla frente a unas sillas mundanas en comparación con las solemnes butacas de un teatro clásico.