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En toda sociedad moderna existe un sector estratégico que impulsa su desarrollo social, económico y cultural. El teatro es un sector que posee un valor estratégico más importante de lo que solemos pensar. Representa no solo una actividad de ocio o lúdica, sino una completa y magnífica forma de enseñar de forma dinámica a niños y jóvenes en el ámbito educativo, sobre todo para mantener determinadas costumbres populares, porque con una ilimitada herramienta como es la representación teatral podemos educar en valores básicos, extraer de las personas lo mejor de ellas cuando tienen problemas de comunicación con los demás, ayuda a gesticular y en el funcionamiento locomotor, porque coordina los movimientos con el lenguaje verbal. De esta manera Galicia y sus instituciones quieren destacar con programas educacionales la importancia que tiene el teatro como recurso en las escuelas. Impulsar una nueva asignatura como el teatro en la educación de los niños y niñas en las aulas requiere el profesionalizar la figura del profesor de teatro. Un profesor de teatro se dedica a formar y a entrenar a sus alumnos en las artes interpretativas, pudiendo trabajar con individuos o grupos de diversas edades. Las tradiciones populares son una fuente perpetua que riega la cultura teatral de calle en la sociedad gallega y a la vez una barrera de contención frente al consumo digital que come terreno a la cultura en general.

¿Existe alguna otra actividad educativa con tanto valor y tan didáctica como el teatro y la expresión dramática?

Si lo pensamos bien los beneficios del teatro en las escuelas es enorme y tiene un valor infinito, porque fomenta el crecimiento emocional de los niños/as además de mejorar su empatía, ya que ayuda a los niños/as en situarse en el lugar del otro. El tener que interpretar y aprender diferentes personajes se consigue transmitir valores esenciales de la vida. Tanto en entidades educativas de Pontevedra, Ourense, Lugo o A Coruña numerosos colectivos están entendiendo el gran valor que tienen las artes escénicas en el desarrollo educativo de las personas, especialmente si se llevan a cabo a edades tempranas. En el último anuario del 2016 de Estadísticas Culturales sitúa a Galicia a la cola en cuanto a asistencia en teatro, cine y danza con respecto a otras comunidades. De ahí la llamada de atención de los sectores educativos ante este déficit cultural.

La cultura teatral es una de tantas muchas variantes que enriquecen el desarrollo personal y a la vez el profesional de una sociedad, es un intangible que fomenta el afán de creatividad y lo expande gracias a una motivación por el crecimiento. Como ejemplo el teatro pone a la venta no solo cultura, sino también puede llegar a mover importantes cifras en el entorno industrial, siendo un ejemplo de ello el equipamiento escenográfico en general, como telones y cortinas para teatros, butacas, tapizados, etc… Este tipo de elementos forman la piel de un entorno que en la mayoría de las veces requiere de una ambientación, pues en un primer momento el teatro se institucionaliza de manera formal para formar hábitos constantes y duraderos.

¿Influye la cultura en el comportamiento económico global de las personas?

Es indudable que la respuesta a esta pregunta la encontramos cuando vemos la impulsividad con que la gran masa de personas consume productos a veces sin una necesidad aparente. La saciedad que no encuentra en un buen libro, en una obra de teatro o yendo al cine, se ocupa en espacios de consumismo desmedido. Éste comportamiento se debe fundamentalmente al desorden emocional que muchas personas han ido desarrollando a lo largo de la vida e integrándose en un espiral económica de consumo, principalmente catapultada por las nuevas tecnologías que todo lo pone a la venta. El teatro como asignatura, la literatura o el cine son espacios que ayudan a desmadejar ese intrincado y dependiente mundo consumista de lo material y en el que se sumerge tanta gente. Una mente equilibrada que consuma cultura regularmente ayuda a tener una percepción más real de su entorno y en consecuencia aporta un comportamiento más sostenible. Quizás una forma de sobrevivir económicamente una población poco industrializada es potenciar las costumbres populares a través de la representación.

Las fiestas populares y tradiciones como apoyo a la cultura gallega

Las tradiciones populares son costumbres arraigadas en la población gallega que forman parte de un pilar en su cultura donde se pretende mantener viva la tradiciones de pasadas generaciones, enlazando éstas con la nueva realidad, siendo el nexo que las une el teatro popular que proviene de tradiciones como la Semana Santa, La Navidad, El Carnaval, entre otras.   Todas las fiestas populares llevan en paralelo el consumo de productos autóctonos y de bailes ancestrales que terminan siempre influenciando la cultura y la identidad de una población, sobre todo porque éstas se quieren perpetuar de generación en generación como fuente de identidad. El teatro de calle es un ejemplo en la cultura gallega cuando se representan determinados bailes en fiestas populares y que atraen a turismo tanto nacional como internacional.

En resumen podemos decir que la cultura popular es la raíz cultural que aguanta a la sociedad en cuanto a costumbres que están relacionadas con la cultura y que a su vez genera una buena parte de la economía que sustenta a la propia población, un embrión que pasa de generación en generación y que bien puede servir para promover, hacer germinar y dar un salto cualitativo en una cultura teatral más convencional y estable en el tiempo