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Los auditorios o salas sinfónicas están construidos para acoger en sus butacas a un gran número de personas, normalmente su capacidad supera más de 1.500 asientos por norma general. El plano de inclinación de estos grandes de la música de cámara están diseñados para ofrecer la mejor audición desde la primera fila de butacas hasta la última. En el diseño de este tipo de recintos se tienen en cuenta los volúmenes y materiales constructivos para conseguir la interpretación musical más adecuada, si bien es una cuestión compleja el determinar el tipo de calidad acústica para un tipo de construcción, se toman como referencias los auditorios que han mostrado un comportamiento excelente y se siguen una serie de parámetros tales como tiempos de reverberación, claridad musical, calidez acústica, sonoridad o la eficiencia lateral.

Los parámetros geométricos más importantes que determinan la calidad de audición de un auditorio vienen determinados por el plano de asientos de la audiencia en planta (forma de la sala) y sección (líneas de visualización al escenario), el uso de balcones, la elección de la estructura de la pared, la altura de la sala, la forma del techo, elección de materiales fonoabsorbentes y la posición de reflectores acústicos. Un ejemplo de gran sonoridad lo encontramos en la Sala Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus que cuenta con un enorme ventanal que se abre entre el patio de butacas y el mar, destacando un espectacular órgano que, con sus 2.750 tubos, es uno de los más grandes de Canarias y el único laico de la isla de Gran Canaria. Con la impresionante arquitectura de este auditorio que está asentado sobre una superficie de 16.750 m2, podemos dar cuenta de una calidad acústica que llega a una audiencia que el conjunto de sus 25 salas puede acoger hasta 4.600 asistentes.

La disposición de las butacas del auditorio Alfredo Kraus ofrecen una buena visibilidad hacia el escenario, de esta forma se consigue un sonido directo que llega a todos los oyentes, esto se ha logrado gracias al ángulo vertical gradual de las butacas. Aunque no solo la geometría del plano de butacas influye en la calidad acústica final, también hay que tener en cuenta el tipo de butacas y sus materiales que las forman. Los materiales en general tienen todas propiedades acústicas, sobre todo en lo que a capacidad de absorción se refiere o de reflexión.

Cuando se quiere diseñar y construir una instalación que combine diferentes características como es el caso de un teatro-auditorio la elección de los materiales para conseguir los objetivos deseados es un poco difícil. Lo recomendable es siempre jerarquizar los objetivos de diseño ya que estos no son siempre de igual importancia. Para un teatro-auditorio se estudian diferentes disciplinas, como la ergonomía, antropometría, biomecánica, arquitectura, diseño interior, instalaciones eléctricas, psicología ambiental, etc… Pero lo más importante a la hora de satisfacer las condiciones generales de un auditorio es el confort y la seguridad. En términos de seguridad las butacas con que se equipan estos grandes recintos cuentan con materiales ignífugos M1, capaces de extinguir rápidamente las llamas de un incendio. En cuanto al confort además de una butaca cómoda y ergonómica, la temperatura y ventilación de un recinto tan grande requiere de un sistema de refrigeración adecuado que asegure el grado de humedad más conveniente atendiendo a la cantidad de asistentes. Dentro del gran auditorio Alfredo Kraus se pueden encontrar salas polivalentes con butacas equipadas para sistema ocultante en suelo técnico, un ejemplo de sala multifuncional,  pues cuando están desplegadas siguen ocupando muy poco espacio al ser butacas abatibles y cuando quedan ocultas se convierte la sala en un espacio diáfano, similares a la butaca Metoll.