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El moldeo por inyección de piezas plásticas ha experimentado un avance considerable en las últimas décadas y ha permitido descubrir la forma de mejorar los productos o componentes parciales con nuevos materiales puros o modificados que amplían las posibilidades de dicho producto, su calidad y funcionalidad. Un ejemplo de ello lo tenemos con los elevadores infantiles para niños y niñas usados en los cines o teatros. Las nuevas máquinas de moldeo por inyección han revolucionado la forma de producir estos y otros productos similares, acortando los tiempos dedicados al control de calidad. Para ello los moldes utilizados llevan una pieza clave para la correcta expulsión del alzador, los eyectores cumplen esta función, entrando en acción en el último ciclo del proceso de inyección del plástico para llegar a la expulsión de la pieza.

Durante la separación de las dos partes del molde de inyección puede ocurrir cierta inestabilidad en los tiempos de ciclo, ya que una vez ha pasado el tiempo de enfriado, se abre el molde y es entonces cuando entra en acción el sistema de expulsión. Llegado a este punto el polímero que forma la pieza está completamente solidificado, aunque sigue ligeramente retraído y pegado a la pared posterior del molde, se le ha de aplicar una fuerza de empuje para sacar el alzador del mismo. La aplicación de la fuerza mediante los eyectores ha de ser la suficiente como para que se produzca la expulsión, pero no ha de pasar de cierta presión para no dejar marcas, lo cual podría mermar la calidad del producto final.

Existen diferentes formas para expulsar la pieza del molde, las cuales dependen absolutamente del tipo de producto inyectado. Los métodos de expulsión más usuales son tan sencillos como el uso de pines eyectores, botadores o aire comprimido a presión o algunos más sofisticados como el utilizado por un brazo robótico que sujeta y acomoda las partes.

Los elevadores infantiles para butacas de cines surgieron de la idea para aquellos niños que a partir de 3, 4 y 5 años no daban la estatura suficiente para poder tener una línea visual adecuada en los cines. Por eso Korflip ideó este novedoso alzador, ergonómico, funcional y que se apila rápidamente sobre el soporte con ruedas con el que se suministra, gracias al nuevo asidero que lleva en su parte posterior.

Además de las mejoras en cuanto al rendimiento productivo en la fabricación de elevadores infantiles, tenemos que destacar la línea de investigación que Korflip está desarrollando en biopolímeros que son materiales poliméricos en donde se está centrando el foco principalmente porque son biobasados, biodegradables o ambos. Los biobasados son aquellos que son derivados de recursos naturales como el almidón y la celulosa, mientras que los polímeros biodegradables son aquellos que bajo ciertas condiciones ambientales, y gracias a sus características químicas, se descomponen en componentes no contaminantes. De esta manera y dentro de muy poco surgirá una nueva generación de alzadores infantiles aún más sostenibles con el medio ambiente.