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Sobre un escenario de teatro se crea vida inspirada en relatos pasados, los actores proyectan una ilusión escénica cargada de todo tipo de metáforas y símiles. Un mensaje dirigido a un público que dependiendo de la obra y su retórica se le quiere transmitir por un lado con un contenido real y por otro imaginario. Sobre ambos conceptos el actor quiere hacer una comparación y lo conjuga con gestos, movimientos, desplazándose delante de un decorado. A veces y según el texto puede resultar difícil distinguir al público el punto en común que tiene lo real de lo imaginario, normalmente lo real es lo primero que identificamos, pero para llegar a un punto de encuentro de ambos conceptos pudiera ser difícil identificarlo tras una figura retórica. Cuando se levantan los telones de un escenario se descubren telas y una decoración que en primer lugar nos va a hablar del fondo de la obra, porque pensemos que en teatro son muchos los elementos que entran en acción, texto y espectáculo junto con un fondo que se funden para provocar en el público una reacción. En ocasiones esta respuesta es inmediata, pero en otras las realidades pueden ser múltiples y originan preguntas en el espectador.

Pero, ¿cómo se conjuga el texto teatral de manera narrada y descriptiva sobre un escenario?, en este sentido las acotaciones teatrales son una herramienta útil para los propios actores, pues han de expresar sentimientos, gestos, apariciones y salidas sobre el escenario. En la interpretación de estas acotaciones el actor enfatiza y magnifica los textos, llegando a improvisar con cierta espontaneidad y en ocasiones variando su posición sobre el escenario da un valor emocional diferente en cada momento al personaje.

En cada variación de la posición del actor con respecto al público se hace cambiar el sentido y el valor del texto expresado, por ello hay que distinguir entre una posición abierta, tres cuartos, perfil, un cuarto y cerrada. La primera posición, la llamada abierta nos recuerda cuando un actor rompe la cuarta pared que hay entre el escenario y el público (una forma imaginaria de separar el escenario de los espectadores), es la forma más directa y expresiva que tiene quien interpreta haciendo énfasis en la esencia y las claves de la obra. La fuerza expresiva con que se expresa el actor en esta posición suele ser contundente, emotiva y aleccionadora mirando de frente al público.

La posición tres cuartos que hace el actor es medio perfil bien a derecha o izquierda, dejando ver sus emociones y expresiones, le confiere un tono de coloquio un tanto agresivo pero no de enfrentamiento total, esta posición ofrece al público percibir una óptima comunicación expresiva sin que pierda el actor su visual con quien interactúa.

De intensa y de confrontación tenemos la posición de perfil, que encontramos sobre un escenario de teatro, pues aquí los personajes se sitúan de frente hacia el lateral derecho o izquierdo y de completo perfil al público. La comunicación del personaje con el público disminuye, pero gana en intensidad la sensación de enfrentamiento y violencia entre los personajes implicados en la acción. (Enfrentamientos verbales y posibles agresiones físicas o luchas se potencian con posiciones de perfil).

A la inversa de la posición “Tres Cuartos”, el personaje ofrece solo un cuarto a derecha o izquierda al público, o lo que es lo mismo, se posiciona dando tres cuartos hacia el fondo (Foro) del escenario, desde esta posición el actor pierde contacto con el público debilitando su expresión, perdiendo protagonismo en sus gestos y comunicación verbal, tanto en el significante como en el significado, de ahí la importancia del movimiento de los actores según el tipo de texto que tengan que expresar en cada momento.

Cuando los personajes permanecen de espaldas al público es cuando esconden sus emociones, mostrando rechazo sobre la situación dada, es uno de los instantes donde el actor prepara una contrarréplica, es el momento en que se prepara para cambiar de escena, siendo recomendable que sea de corta duración y de no tapar a ningún otro personaje.