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El teatro como otros sectores de ocio y de la cultura ha sufrido las consecuencias de la crisis y aunque la economía se ha recuperado un poco, aún existen muchos teatros que no disponen de los recursos necesarios para mantener sus puertas abiertas, falta de inversiones y producciones teatrales hacen que muchos viejos teatros cierren sus puertas. Podemos ver cómo algunos teatros siguen con unas instalaciones obsoletas y deterioradas, sobre todo se puede ver en la imagen de sus butacas, que de no ser renovadas ponen en riesgo la supervivencia del propio teatro. En la actualidad existen teatros que tienen el apoyo de entidades públicas como son los ayuntamientos, pero hay un gran número de ellos que dependen solo de iniciativas privadas. Para paliar la falta de inversión en aquellos teatros de titularidad privada, hacen que éstos recurran a ideas de financiación ingeniosas, como el crowdfunding o subvenciones de butacas, es decir, ponen precios a las butacas a modo de apadrinamiento.

El crowdfunding o micromecenazgo, en la terminología castellana, es una red de financiación colectiva, que se hace normalmente online, y para recabar dinero se recurre a las donaciones económicas o de otro tipo, así se consigue financiar un determinado proyecto, en este caso y como ejemplo se les pone nombre a las butacas y con el dinero que se recauda se puede invertir en el mantenimiento de sus instalaciones o realizar determinadas producciones teatrales. La mayoría de las inversiones que se realizan en teatros están orientadas a la renovación de las butacas o al menos en cuanto a su tapicería, pues con el tiempo y el desgaste terminan deterioradas. Con las nuevas tapicerías que existen en el mercado los teatros cuentan ahora con mejores materiales para dotar a las butacas con un tapizado más resistente, antimanchas e ignífugo.

Como todo en la vida cualquier actividad está rodeada de intereses económicos, pues toda creación donde se necesitan recursos precisa de un capital, la concepción del arte escénico como cultura va unido también al poder del capital, así surge precisamente cuando deja de ser un hecho restringido para convertirse en un producto competitivo, que se mueve a las oscilaciones de la oferta y la demanda, acercándose este modelo al modo de producción capitalista, muy cercano al actual. El teatro contemporáneo actual lleva aparejado un sin fin de producciones que tienen como referencia en muchos casos adaptaciones de películas o de grandes éxitos literarios. El teatro de hoy día es dinámico y moderno, con obras teatrales que llenan cualquier patio de butacas y a unos precios que oscilan desde los 18 euros hasta las producciones de más caché y duración con algo más de 60 euros. En esta horquilla de precios se mueven muchos factores, el caché de los actores, la propia duración de la obra, el lugar desde donde veamos la obra, los elementos decorativos y vestuario de que se componen la obra fundamentalmente.

Conseguir dinero hoy día es probablemente el principal escollo con que se encuentra toda producción teatral, en especial en lo que se refiere a proyectos independientes o de iniciativas privadas. Pero no solo en ese ámbito. Muchos grupos culturales también tienen dificultades para conseguir un capital inicial con el que comenzar sus emprendimiento o proyecto teatral, pero gracias a las iniciativas que se organizan a través de internet la comunicación de este tipo de acciones llega con más rapidez y a más personas.