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Los actores y actrices de una obra de teatro tienen que memorizar un guión literario para cada uno de sus personajes, quizás sea ésta la parte más difícil, ya que puede en ocasiones incurrirse en errores o lo que es peor, el actor o actriz puede quedarse en blanco. A la hora de ensayar, el director puede organizar de 1 hasta 5 ensayos generales independientemente del trabajo de cada actor o actriz tenga que ir realizando de forma individual para ir trabajando el papel en el que tiene que sumergirse. Desde el fondo de un escenario hasta su cuarta pared, los actores tienen que desarrollar todo su talento para transmitir todo el potencial emocional que se espera de ellos, por eso y durante los sucesivos ensayos los actores improvisan sus personajes liberando todas sus habilidades creativas, de esta forma se aporta valor al trabajo.

Detrás del fondo de un escenario está el backstage, un lugar donde los actores se maquillan y preparan su atuendo para que todo esté a punto. La persona que se encarga de dirigir y coordinar todos los aspectos técnicos de una obra de teatro es el regidor, que rige todos los tiempos de las escenas milimétricamente. Situado entre bambalinas en el fondo del escenario, el regidor lleva consigo un documento donde se describe paso por paso todas las acciones que se han de producir y del cómo se han de desarrollar.

A día de hoy el regidor puede contar con un lugar desde donde puede dirigir todos los aspectos técnicos, desde la iluminación, bajada y subida de telones de fondo, música y el control de cada acto.

Antes de empezar una obra de teatro es lógico que los actores sufran unos momentos de tensión previos al comienzo, entre bambalinas repasan los últimos detalles con el regidor y director de escena. Durante esos momentos el actor recuerda el duro entrenamiento que ha realizado durante muchos años para llegar a ese momento, desde el control de su físico y su mente a aquellos gestos y expresiones que se han de identificar en cada momento dado para dar vida a cada personaje. En ocasiones los actores tienen que recurrir a forzar su propia voluntad para superar los nervios, ya que pueden afectar a sus músculos, por tanto la relajación es fundamental en los momentos previos a la función.

Durante el proceso de formación de un actor hay mucho trabajo, el público solo ve el resultado final, pero no ve el fondo real de todo lo que hay detrás de un escenario. Este duro trabajo consiste en desarrollar la espontaneidad, en un duro entrenamiento psíquico para enfrentarse con lógica y veracidad, de manera que el actor pueda interactuar con soltura con los demás personajes. Durante el proceso de entrenamiento el actor rompe con los convencionalismos teatrales y poco a poco se transforma en una entidad independiente que da forma a los diálogos, no se trata por tanto de seguir al milímetro un guión sino de que el actor consiga hacerse con el personaje en varias etapas transformadoras sin caer en la repetición mecánica.

Hay que tener en cuenta que en un teatro convencional se dispone de todo tipo de acondicionamiento técnicos, pero cuando se trata de un teatro temporal instalado al aire libre de 3 x 4 metros, los recursos pueden verse limitados. Aunque estos recursos técnicos han de contar igualmente con una serie de prestaciones para poder garantizar la seguridad del espectáculo y los propios actores en cualquier lugar, un ejemplo de ello lo tenemos en los fondos de escenarios portátiles, donde sus telones han de contar con las características ignífugas exigidas M1 para su uso en cualquier teatro.