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El teatro siempre ha tenido un papel importante en todas las culturas, ha ido evolucionando según las costumbres, ideas, acontecimientos y de diferente forma en cada país. En España el teatro cobró fuerza a principios del siglo XIX donde la revista y la comedia picaresca era la forma teatral que se imponía. A día de hoy tanto los números musicales y otros géneros teatrales han ido evolucionando conforme ha ido cambiando el cine, influenciado más por esta industria por ir a una velocidad mucho mayor y por contar con medios audiovisuales muy espectaculares que con el paso del tiempo han mejorado y han supuesto el desarrollo de grandes producciones que han marcado una época, tal vez atraído por un consumo muy orientado a lo comercial, ejemplos claros de ello lo podemos encontrar en los musicales actuales como Grease, Mamma Mïa o Billy Elliot.

Toda obra teatral necesita de un lugar, un espacio y por ello desde las producciones más minimalistas hasta las más elaboradas son necesarias una serie de inversiones y equipamientos. Pese a la crisis las artes escénicas han notado durante los últimos tres años una evolución positiva en cuanto a representaciones, mejora de recintos y al aumento de volumen de público. Ello redunda en que la industria adyacente también ha experimentando un crecimiento significativo, como por ejemplo las empresas que se dedican a fabricar butacas para teatros para la renovación de las viejas y anticuadas que existían en muchos lugares. Otras empresas que han subido los niveles de producción son los talleres de confección de telones y otras cortinas decorativas para teatros.

En la producción teatral minimalista hay que contar con un proceso en el que se reduce la realidad, se provoca la antiexpresividad, impersonalidad, frialdad emocional, hasta las estructuras geométricas elementales de una escenografía que contrasta con los guiones más abstractos que podamos imaginar, ello implica que la expresividad de los actores han de destacar mucho más frente a un fondo casi inexistente. En cambio cuando estamos tratando con grandes producciones entonces los números se disparan, los decorados y sobre todo en vestuario, de ahí las variaciones que puedan existir en el precio de las entradas y el caché de los actores, pero los márgenes de beneficios de toda producción teatral es un secreto que se guarda celosamente, salvo claro hasta la hora de pagar los impuestos.

No siempre todas las grandes producciones tienen el éxito esperado, siempre se planean con el objetivo de que duren el máximo tiempo posible, al menos se fija un mínimo de días en un calendario definido, con un principio y un final. Una gran producción abarca el trabajo de una serie de disciplinas tales como: escenografía, vestuario, iluminación, sonido, proyección, automatismos, aparejos, vídeo, pirotecnia, efectos especiales, y la gestión del escenario en apoyo de la puesta en escena de la obra de teatro. Muchos teatros ya cuentan entre su inventario con unos recursos que les sirven para ser utilizados en la mayoría de producciones, pero siempre cuando se plantea un obra de teatro singular se requiere de unos decorados especiales, telones de fondos pintados que recreen la ambientación sugerida por el guión o la construcción del habitad escenográfico en 3D. Pese a la complejidad de algunas obras, siempre se hace destacar la calidad de la actuación de sus actores, no es lo mismo la producción de una película de cine que la de un teatro, pues en una película se valora más la calidad de imagen y efectos especiales que incluso la propia actuación de los actores. En el teatro ocurre lo contrario, basta con una interpretación magistral para que el público quede seducido y embrujado, aunque el fondo de escenario sea simplón o escaso y si no que se lo pregunten a los actores que hacen teatro espontáneo en la calle.

A veces es imprescindible que los gobiernos de los distintos países se involucren más subvencionando al teatro, no ya por las inversiones en recursos materiales que son importantes también, sino para hacerlo más cercano ya que se ha de tomar la cultura teatral como una inversión a largo plazo en nuestra sociedad y dejar al teatro de calle o espontaneo como la excusa para aquellos actores que quieren abrirse camino frente a la falta de oportunidades en el teatro convencional o institucionalizado. Debemos pensar que las industrias culturales suponen un pilar importante para una sociedad en donde se combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos que por su naturaleza son inmateriales y culturales, mucho más importantes que los recursos materiales y por tanto basados en el capital intelectual como input fundamentalmente.